Pesimista u Optimista ¿Y tú cómo eres?
May 13, 2014

Fuente: Womenalia
¿Te has parado a pensar alguna vez si desempeñas el trabajo que te gusta o si por el contrario prefieres conformarte por miedo a tomar decisiones?
María, universitaria desanimada, le apasionan las nuevas tecnologías, le encantaría ser desarrolladora de programas web, pero su familia cree que tendría que dedicarse a la medicina. Su padre cardiólogo, al igual que su abuelo, y ella tiene que seguir la tradición familiar.
¿Te recuerda esta situación a algo o a alguien cercano a ti? ¿Crees que esta persona está actuando de manera pesimista u optimista?
Tanto el optimismo como el pesimismo están basados en la manera de observar y evaluar una situación concreta y sus posibles resultados.
Estas actitudes las aprendemos cuando somos niños, al tener como patrones de conducta la de nuestros padres y de las personas importantes para nosotros en esa etapa de la vida. Por supuesto que, con el paso del tiempo, vamos creciendo y reforzando o debilitando estas actitudes según nuestras propias experiencias de vida.
Algo tan fácil y tan difícil para otros como el tomar una decisión puede ser determinante en la vida profesional de una persona hasta el punto de afectar a la felicidad y la satisfacción personal de ésta.
Una actitud optimista nos ayuda a salir adelante en la vida y a solucionar nuestros problemas muchísimo mejor que con una actitud pesimista. La actitud pesimista genera estrés, nos hace sufrir y nos mantiene preocupados todo el tiempo, además de generar malestar en las personas que nos rodean. Los pesimistas resultan en muchas ocasiones molestos y dañinos para el buen funcionamiento de un grupo de personas o entorno determinado, ya que transmiten su inseguridad y pueden llegar a afectar al estado anímico de los demás.
Existen algunas diferencias evidentes entre las personas optimistas y las pesimistas. ¿Quieres valorar a que grupo perteneces?
Pesimistas
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Niegan los problemas.
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Quitan importancia a lo que sucede a su alrededor cuando algo no les gusta.
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Suelen ser personas ingenuas.
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Actúan de manera irresponsable porque creen que las cosas se arreglan solas.
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Son conformistas y prefieren no correr riesgos ni tomar decisiones por miedo a equivocarse.
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Se centran en los aspectos negativos, lo que genera inestabilidad en su entorno, y acaban trabajando solos o con la sensación de que les hacen el vacío.
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Se ofuscan ante las situaciones de dolor y adversas, generando más angustia e indecisión. No buscan soluciones y acaban abandonando o huyendo del problema por creer que no son capaces de solucionarlo.
Optimistas
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Aceptan la realidad teniendo en cuenta sus aspectos positivos y negativos.
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Son objetivos versus subjetivos y valoran diferentes puntos de vista a la hora de tomar una decisión.
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Enfrentan situaciones comprometidas aceptándolas y tomando decisiones determinantes.
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Tienen valor para correr riesgos.
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Actúan de manera responsable, aceptando las situaciones y tomando el mando de cualquier decisión.
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Se centran en los aspectos positivos de las personas para obtener mejores punto de apoyo.
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Son perseverantes ante la adversidad, consideran que los malos momentos son pasajeros y que lo importante es tratar de solucionar los problemas.
Está claro, que ser optimista es una actitud que nos favorece. Las personas optimistas son flexibles, aceptan la realidad y tienen capacidad de analizar detalladamente el problema y las posibles soluciones, de ahí el cuento del vaso medio vacío y medio lleno.
Además, ser optimista facilita las relaciones sociales, familiares y profesionales. Una actitud positiva es saludable, porque evitamos situaciones de estrés que pueden desencadenar en enfermedades y situaciones críticas de salud como depresiones, fibromialgias, etc.
Si eres una persona pesimista y quieres comenzar a ver la vida de otro color, te voy a dar una serie de tips, que espero te sean de utilidad:
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Cuando estés frente a una situación negativa busca el lado positivo, puedes hacerlo pensando justo lo contrario de lo que piensas.
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No te quedes atrapado en lo malo que está sucediendo o va a suceder y sigue hacia delante, esa sensación pasará.
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No permitas que tu orgullo actúe en contra de tu propia voluntad.
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Céntrate en lo que sí puedes hacer y deja de lado lo que consideres que es imposible.
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Acepta que las cosas no siempre han de ser como tú quieres pero no por esa razón van a ser peores.
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Cuando te sientas víctima o pienses que tienes mala suerte, piensa en la cantidad de personas que están peor que tu.
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No permitas que pensamientos como "yo soy así y no voy a cambiar" te limiten, siempre estás a tiempo para el cambio.
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Reconoce tus errores y acepta que los demás también pueden cometerlos.
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Utiliza los errores para aprender de ellos y no te sientas fracasado por haber metido la pata.
"Elige bien tus pensamientos y tu vida cambiará"
Si crees que no puedes hacerlo, pide ayuda a un profesional. En mis terapias de motivación personal, llevo al cliente hasta un estado de conciencia óptimo para activar nuevos hábitos y conductas que van a favorecer el estado de ánimo.
Estás a tiempo de cambiar tu vida, a tiempo de ser muchísimo más feliz, el poder de la transformación depende de tu actitud.
Y, para terminar, una inteligente frase de José Samarago:
"Los únicos interesados en cambiar el mundo son los pesimistas, porque los optimistas están encantados con lo que hay"
Maite Rico CEO de Lograéxitos.